Poco a poco todos, ciudadanos, asociaciones, colectivos de la más diversa índole, instituciones e incluso algunos políticos, parece ser que vamos tomando conciencia sobre la necesidad imperiosa de apostar decididamente por un modelo de desarrollo diferente al que ha imperado durante los últimos 150 años, caracterizado por innumerables avances industriales y tecnológicos sin pararse a pensar en las consecuencias que un desarrollo indiscriminado puede acarrear para la vida en el planeta.
Vamos comprendiendo, aún de manera lenta, que nuestro actual modelo de vida, en particular las estructuras de división del trabajo y de las funciones, la ocupación del suelo, el transporte, la producción industrial, la agricultura, el consumo y las actividades de ocio, y por tanto nuestro nivel de vida, nos hace especialmente responsables de muchos problemas ambientales a los que se enfrenta la humanidad. Aunque cuesta bastante esfuerzo, debido fundamentalmente a la cerrazón de no pocos dirigentes mundiales, estamos aprendiendo que los actuales niveles de consumo de recursos en los países industrializados no pueden ser alcanzados por la totalidad de la población mundial, y mucho menos por las generaciones futuras, sin destruir el capital natural. Así vemos como el concepto de Desarrollo Sostenible va adquiriendo cada vez mayor auge e importancia. Se entiende que el desarrollo de las sociedades humanas es sostenible en el tiempo cuando las necesidades presentes de sus poblaciones son satisfechas de tal modo que no se compromete la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas. Ello, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales (UICN), supone que:
1. Se conservan los sistemas ecológicos que mantienen la vida.
2. Se garantiza el mantenimiento en el uso de los recursos renovables, reduciendo al mínimo el agotamiento de los recursos no renovables.
3. Se permanece dentro de la capacidad de carga de los ecosistemas de soporte.
En realidad, hoy en día no existe ninguna sociedad industrial o postindustrial sostenible a medio o largo plazo, por lo que el uso del término sostenibilidad sólo se refiere al proceso de cambio social hacia este estadio ideal. De esta manera lo entendieron los participantes en la Conferencia Europea sobre ciudades sostenibles celebrada en Aalborg (Dinamarca) en 1994. Quienes asistieron a la misma aprobaron una declaración conocida como Carta de Aalborg(ratificada en 1996 en la 2ª conferencia europea sobre ciudades sostenibles) en la que se reconoce que “el concepto de desarrollo sostenible nos ayuda a basar nuestro nivel de vida en la capacidad transmisora de la naturaleza. Tratamos de lograr una justicia social, unas economías sostenibles y un medio ambiente duradero. La justicia social pasa necesariamente por la sostenibilidad económica y la equidad, que precisan a su vez de una sostenibilidad ambiental”.
Fuente consultada: Desarrollo Sostenible y Justicia Social. (1999, 30 noviembre). Recuperado 21 marzo, 2019, de http://www.falange-autentica.es/categorias/colaboraciones/92-desarrollo-sostenible-y-justicia-social
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